No sé si a vosotros os ocurre lo mismo, pero desde que tengo uso de razón, para que un profesor tenga éxito en su labor conmigo, para mí es condición sine qua non sentir un punto de admiración hacia la persona que me está enseñando. Y me pasa desde siempre, independientemente de mi edad… en la guardería, en el colegio, en la universidad y ahora, aún en plena madurez, también tengo esa necesidad.

Este año me acabo de embarcar en un nuevo reto formativo en el que he implicado a toda la familia, pareja e hijos: aprender inglés. 

Indudablemente cada uno tenemos un nivel y unas necesidades, con lo que el proceso de aprendizaje no es el mismo para todos. Los peques de la casa están entre los 4 y los 12 años y los mayores, ya peinamos canas, pero para mí sigue siendo fundamental la figura del docente y en este caso hay unos requisitos que debe cumplir y que no he pasado por alto a la hora de elegir la academia de idiomas:

Que sea bilingüe: parece de Perogrullo, pero es básico que, si el profesor no es nativo, conozca a la perfección el idioma en su máxima expresión (gramática, pronunciación, vocabulario…).

Conocimientos docentes: aunque en muchos casos los profesores imparten las técnicas desarrolladas por las propias academias, es importante que esté preparado para dar clases, es decir, que sepa enseñar idiomas de una manera eficaz para los alumnos.

Capacidad creativa: a veces aprender un nuevo idioma no es el plan más divertido del mundo, por eso es importante que los profesionales que se dedican a tal fin, tengan la facultad para hacerlo de la manera más entretenida posible.

Conexión con los alumnos: no todos tenemos la misma facilidad para estudiar un idioma y el profesor tiene que ser consciente de esto y detectar los puntos fuertes y débiles de cada uno de sus alumnos a la hora de asimilar una nueva lengua. La empatía es clave.

Saber escuchar: si esta es una cualidad que todos deberíamos desarrollar a diario, un profesor de inglés aún más. En él está la capacidad de reorientar a sus alumnos a la hora corregir la pronunciación, pero no solo eso, debe ser una escucha mucho más allá de la auditiva, para descubrir en qué otros puntos flaquean sus alumnos y reforzarles. No es fácil expresarse en público y menos en una lengua que no es la materna.

Paciencia, mucha paciencia: con los mayores y los pequeños. Es importantísimo sentirse cómodo en una clase de inglés y para ello la actitud del profesor es primordial. Algunos aprendemos inglés por hobby, otros por necesidad y muchos por obligación, por eso el profesor debe estar predispuesto a atender a todos sus alumnos con la dedicación que cada uno necesita.

Después de mucho buscar, preguntar, indagar y pelearme con toda la familia (unos estaban encantados con la idea y otros no tanto), hemos empezado nuestras clases de inglés en Ms&Mr Language. Cada uno de nosotros ha escogido sus clases en función de sus necesidades lingüísticas y en el horario que mejor se adapta a nuestro día a día, pero con la plena seguridad de hacerlo con un método muy efectivo, impartido por un equipo de profesores plenamente preparado y comprometido con su misión.